lunes, 21 de julio de 2014

A lo mejor Marwan tiene razón


A lo mejor Marwan tiene razón, a lo mejor llevo todo este tiempo enfadada conmigo misma por todos los errores que cometí contigo y ha sido más fácil culparte a ti de ellos. En la guerra nadie es inocente y yo, que no conozco de intermedios, o me he visto como la víctima o como la culpable, nunca he sabido ver que tus miedos junto a los míos hicieron un miedo más grande; que ninguno de los dos estuvimos dispuestos a intentarlo de verdad, que quizá, sólo quisimos sentir o escapar a costa del otro y eramos demasiado jóvenes o demasiado estúpidos para entender que querer es compartir, y que queriendo pocas veces se pierde más de lo que se gana. Estas temporadas se vuelven complicadas, mucho tiempo libre, demasiado verano, pero no culpo a los recuerdos. Siento no haber sabido encontrarme antes y darme cuenta de lo que ocurría. Hubiera preferido hacerte saber que son cosas que pasan y no haber huido de algo de lo que no puedo escapar, porque lo que veía en ti estaba dentro de mí. Es duro darse cuenta de que quien atenta contra uno, no es más que uno mismo, pero empiezo a verlo. A lo mejor estoy madurando, o quizá sea sólo el tiempo. Sea como sea sigo escribiendo y esperando que sea verdad. Llevo demasiado tiempo sin ver cambiar las estaciones por negarme a creer en mí, y a lo mejor viene siendo hora de perdonarme por todo lo que ha ocurrido a lo largo de estos ya casi 20 años. Creo que hasta que no me he dado cuenta de esto no he sabido perdonarte de verdad, ahora que sé que no hay nada que disculpar encuentro algo más de sentido y calma a todo esto que soy yo.

sábado, 28 de junio de 2014

De músicos y otras mierdas

De músicos y otras mierdas.


      El despertador suena a las ocho y media de la mañana, me despierto sobresaltada y lo paro sin dejar que vuelva a sonar. Despierto. Aparto la sábana y la ropa, busco algo limpio y que conjunte; no entiendo por qué la gente piensa que soy especial por vestir sin importar lo que piensen los demás. Cada mañana me visto para parecer una persona limpia a la que se le puede preguntar la hora por la calle.
Abotono todos los botones de la camisa y añado un jersey que intento alisar un poco con las manos. Se hace tarde. El profesor nunca hace nada por hacerse respetar así que no lo haré. A sabiendas de ir tarde me dispongo a ir caminando. Echo a andar calle abajo y cruzo el paso de cebra. Hago ademán de cruzar y el coche que se dirigía hacia mí para. Entonces sufro la sensación de que no frena e impacta contra mí, y sólo siento frío. Pero sólo es una sensación y cruzo. El reloj me dice que llego cinco minutos tarde y que el gato ha vuelto a dormir sobre mi jersey. Hago lo posible por deshacerme de sus malditos pelos pero no puedo.
Los gatos están bien o eso creo. Mi gato es vago y maleducado, se acerca a mí un par de veces pero por poco tiempo, y se vuelve a marchar. Cuando ve revolotear a cualquier insecto con alas me mira y maúlla para que lo cace para él. Entonces lo hago y se lo come. Sentir que soy necesaria para algo me tranquiliza. Además, cuando llego de madrugada tras haberme descubierto en el fondo de demasiados vasos sólo me mira, no me juzga. Si él pudiera haría lo mismo.

Llego tarde, pero da igual.

Pasa el día.

Llega la tarde y me quedo por la biblioteca, no me apetece encerrarme entre paredes que no me respetan. Cojo un libro cualquiera y me siento. Me cuesta leer por lo general; si los escritores son malos siento perder mi tiempo, si son buenos me doy cuenta de que no valgo para nada. Hay formas de sentir que sin talento, sólo te hacen ser una loca más. Sin duda es un buen libro. A la mitad lo dejo en la estantería y cuando salgo ya ha oscurecido. Camino hasta el bar de los conciertos, entro tarde otra vez, me cobran entrada. Me siento en la barra, señalo la botella y añado un con coca cola. Los músicos empiezan a tocar y la gente enloquece eufórica botando al ritmo de la batería. El bajo suena demasiado alto y comienza a metérseme en la cabeza, a doler.
Cuando acaba el concierto la barra comienza a llenarse, para entonces ya me duele la cabeza y no consigo mantener del todo abiertos los ojos. El bajista se pone a mi lado y me dice algo. Yo le respondo: músicos de mierda; a él le hace gracia. ¿Sabes esa sensación cuando estás en un lugar desconocido con alguien, de repente le pierdes y empiezas a buscar, a mirar todos los rostros con los que te cruzas buscando algo familiar desesperado? Pregunta. Eso es el amor. Responde. Sonríe. Vuelve a subir al escenario y yo ya no sé a dónde miro. Cuando acaba el concierto me invita a subir y entramos en una habitación mal iluminada que huele a ambientador. Me mira a los ojos y frunce las cejas antes de besarme. Entonces follamos, la primera vez no, la segunda, sin condón, me corro.
Ya por la mañana abro los ojos y me doy cuenta de que el cuarto no tiene ventanas. Hay una nota sobre la mesilla y unas tostadas con un vaso de zumo al lado. Arrugo la nota y la meto en el bolsillo sin leer. Bebo un sorbo antes de lanzar el vaso contra la pared y me marcho.

Paso por casa a coger dinero y poner comida al gato. Cojo el coche y aparco frente a la lavandería, Mahmoud trabaja en la parte trasera como tatuador. Él dice que todo está en regla y yo le creo. Cuando me ve entrar comenta que es la tercera vez este mes. Mierda de músicos.
Me quito el jersey y después la camisa. Ya tumbada en la camilla me mira a los ojos y pregunta. Respondo el costado izquierdo. Pensaba que ese lo reservabas para alguien especial, comenta mientras prepara las herramientas. ¿Estás celoso o qué? Se vuelve y sonríe:
-          No, me conformo con estar en el interior de tu muslo derecho. – Pasa la mano por él. – Cada vez pareces más una partitura con ojos tristes y corazón roto.

Mierda de músicos. 

miércoles, 28 de mayo de 2014

No hay peor sustituto que los corazones robados
para llenar el vacío que has varado en mi pecho,
el mismo que ahora escribe:
“insertar aquí el mar”
que la arena son las sábanas calcinadas por los dedos que arquearon mi espalda,
soy la playa que dejas.

Te llevas el puerto y mi suerte,
me quedan las olas 
(que son las únicas que vuelven)
y cuando la luna enloquezca de no verte
y me mojen las bragas las mareas
 te recordaré
mientas hago naufragio con cualquier malaventurado
uno que siga besando mis labios
antes de partir. 

domingo, 4 de mayo de 2014

Hermosa criatura

Hermosa criatura
de barba dorada,
de pelo enredado,
de ojos de plata.


Camisa de cuadros
resbala en tu espalda;
la curva perfecta;
la fe de mis piernas;
el sueño mojado 
de un mundo sin mar,
mi cuerpo no aguanta,
empiezo a temblar,
las manos por libre
suicidas sin puente.


Cruzamos mirada
yo ya te he follado 
en el suelo de cualquier escenario
imaginado.


Hermosa criatura, 
fuera de aquí,
el tiempo no ha de enamorarse de ti;
debes morir.

Camisa con sangre
pegada a tu espalda;
mis manos 
menos libres que antes;
las piernas heladas;
mi fe maniatada;
tus ojos derramados,
el mundo ha acabado.



Ya no cruzamos mirada,
yo ya te he eternizado
en el suelo mojado de esta playa
que ahora es arte.

jueves, 24 de abril de 2014


"no necesito que me conquisten, no soy una ciudad" 
@felina__ana


No te enamores de mí,
no soy una ciudad,
no soy un destino al que llegar,
menos al que volver.

Además,
sufro de holocausto natural,
diluvio ocasional
y riesgo por implosión nuclear.
Tampoco hay estaciones,
descarrilaron todos los trenes
y siempre llueve.
Otoño permanente,
me rompo si me desnudo,
me marchito como la flor más corriente.


Calles tortuosas para no caminar,
ruinas pesando en la espalda
la guerra perdida
en los labios,
los escombros de la fe en dos ojos encharcados
de nada.

domingo, 6 de abril de 2014

Otra historia de amor mal conjugado.

Te pedí besos,
que no versos,
la poesía no abraza por las noches.
Ella llora,
cansada de poetas,
sólo quiere que la quieran.


Te pedí años,
que no daños,
las heridas no saben de tiempo
sólo son las señales del pasado.


Nunca nos entendimos al hablar de amor,
que no juego (no entiendo aun cómo confundiste éstas).


Mi corazón,
tu bragueta,
sus tetas.


Cabrón,
vive nuestra canción perdido entre sus piernas.
Aprieta hasta que sepas que no dejarás nada al irte,
y vete.



sábado, 29 de marzo de 2014

No sé si es adicción a ti
o a morir entre seis cuerdas de guitarra.
No sé cómo deshacerme del agosto de las playas
cuando sólo queda arena,
porque el mar ya lo he llorado entero,
joder.

Tú tan anclado en el pasado,
y no importan los años,
que yo vuelvo a dejarme arrastrar.
Estoy tan cansada de no entender tu maldita necesidad de mirarme antes de huir entre sus piernas,
de no entender sin más.

Si vuelvo a escuchar otra vez  “he cambiado” de tus labios 
te juro que te mato. 


" Vuelve "